Kit Mason trabaja en
Eddy, una boutique donde la ropa es elegante y los sueldos bajos, pero Kit no tiene reparos en enganchar ricos hombres de más edad que compran
en la tienda que le paguen para jugar. Cuando
Cory St. James
entra un tarde, pasa todas las pruebas de Kit: él es de mediana edad, empresario de una compañía farmacéutica, y ya tiene un niño con el cual quedarse en casa-¿ cuál es el problema
de tener uno más? Kit se propone seducir a Cory
y arrasa sus reticencias, pero cuando Cory finalmente
cede, su amante, Sasha, las atrapa con los pantalones
abajo… en su propia casa.
Sasha no es el juguete mimado que Kit esperaba.
De hecho, Kit puede haberlo juzgado mal. Y
las consecuencias que se derivan cuando
Sasha encuentra a Kit y Cory juntos lo dejan
solo y sin protección. No dispuesto a
ser abrumado por
la culpa, Kit decide cuidar de Sasha, aunque Sasha no puede soportar verlo.
Pero Kit no está
dispuesto a hacer todo el trabajo cuando lo que está en juego es forzar a
Sasha a reconstruir su vida. Es un lento
proceso de creciente confianza y aprender
a valerse por sí mismos y juntos.
Sasha ha sufrido un accidente automovilístico
y debe hacer fisioterapia, esforzarse en su rehabilitación, usar prótesis y,
ahora se suma, lidiar con los abogados de su ex y su familia. El destino se
empeña en juntarlos: sin trabajo, sin casa y sin dinero, Kit no ve otra
solución que avanzar sobre Sasha.
Es una historia rara, no hay declaraciones
de amor aunque las sospechamos. Las desventuras de Kit son demasiado
recurrentes y el desánimo de Sasha es abrumador. No es el libro clásico, con la
típica historia de amor pero es muy interesante y la trama raya lo retorcido.
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